Un buen gobernante debe rodearse bien. Debe tener un equipo robustamente técnico y conocedor de lo público, con sentido social y con la capacidad de trabajo para beneficiar a la comunidad
por Andres Currea
Tan nociva como la corrupción, que desangra los dineros que deben llegar a la gente y no al bolsillo de los depredadores públicos, es la incompetencia. Este mal es otro de los tantos que afecta con severidad a la función pública y causa estragos comprables con los efectos nocivos de la corrupción.
En nuestra realidad política la realización de acciones en favor de la gente y el desarrollo social se ven seriamente truncados por las decisiones de funcionarios y servidores públicos sin competencias profesionales y técnicas que afectan el desarrollo de determinadas acciones gubernamentales. El desconocimiento de lo público desencadena una sucesión de errores que comparados con la corrupción impiden que los ciudadanos se beneficien de políticas públicas y demás acciones de los gobiernos nacional, departamental y municipal. Por ejemplo, la conformación de un gabinete de gobierno, debe pasar más por los perfiles técnicos que por las cercanías políticas. En muchos casos llegan a los cargos públicos amigos de los amigos que no tienen los conocimientos necesarios para desempeñar acertadamente determinada función.
Pero también a través de la elección popular, muchos se hacen elegir a caragos en los cuales no tienen conocimiento alguno. Llegan a esos espacios de poder por diferentes circunstancias, menos por conocer del funcionamiento del cargo al que les permitieron llegar. En este caso, no menos grave y peligroso, un elegido, por ejemplo, a una alcaldía, llega a cometer una serie de errores que lo sufren los ciudadanos y en otras ocasiones los incompetentes gobernantes terminan en la cárcel o destituidos de por vida.
Un buen gobernante debe rodearse bien. Debe tener un equipo robustamente técnico y conocedor de lo público, con sentido social y con la capacidad de trabajo para beneficiar a la comunidad. La falta de conocimiento y experiencia juega un papel determinante en el fracaso de un gobierno. Ejemplos hay por mamantones en todo el país y finalmente quienes sufren las graves consecuencias de ello son las personas, quienes tristemente ven como se repite el circulo y sus ciudades no avanzan y lo problemas siguen eternos y causando más daño.
En estos días de debate político en el marco de las elecciones presidenciales del próximo domingo 29 de mayo, es la oportunidad para reflexionar en este sentido y pensar con seriedad que candidatos presidenciales y sus fórmulas a la vicepresidencia tienen la capacidad de estadistas para manejar las riendas del país. Quiénes tienen la preparación profesional y la madurez política para gobernar sin odios, sin distingo y con la capacidad de trabajo para dar solución a los duros problemas que a diario enfrentan los colombianos.
No olviden que la incompetencia es un mal que silencioso hace mucho daño al país. ¡Elijamos bien!
por Andres Currea