Históricamente han existido diferentes formas de someter la sociedad, las peores las que han usado la violencia, sin embargo, hay una que socialmente afecta en demasía y se ha convertido en tragedia para las familias colombianas: el consumo de droga.
Este fenómeno contra el cual luchamos, representado en el narcotráfico, que inundo nuestra economía de dinero ilegal y nuestra sociedad de violencia absurda, se propago y filtro las instituciones corrompiéndolas y los que no accedían a sus pretensiones, caían por las balas asesinas o las bombas de estos grupos criminales que sobrepasaron cualquier expresión de violencia que pudiéramos conocer antes de los años ochenta (80), llegaron a ocupar cargos en el congreso y a presionar la elaboración de la Constitución Política de 1991, después los grupos alzados en armas degeneraron su lucha aliándose con estos grupos narcotraficantes, potenciando aún más el conflicto interno colombiano, aumentando la violencia, las hectáreas de coca y marihuana sembradas, sin embargo esas drogas se usaban para la exportación, dejándonos dinero ilegal y violencia.
El fenómeno de las drogas ha evolucionado en Colombia, para infortunio de nuestras familias, especialmente de los jóvenes, el consumo interno ahora es el gran mercado de narcotraficantes y microtraficantes que distribuyen drogas sin piedad en departamentos, ciudades, escuelas, colegios y barrios, sin límites ni diferencias de estratos sociales. Recorro los municipios del país y de las conversaciones más recurrentes son aquellas donde los padres y la mayoría de los ciudadanos hablan de sus tragedias al tener consumidores de drogas en sus hogares, así mismo como, las comunidades luchan para que espacios de recreación o esparcimiento en sus barrios no sean tomados por consumidores, potenciales delincuentes, otra situación de la cual no podemos abstraernos, cual es esa relación drogas delincuencia.