En los últimos días, el país ha librado un gran debate, sobre la tan sonada reforma a la salud, muchos opinan, la mayoría se vuelven expertos, otros por pasión o ideología la apoyan o rechazan, en fin, como siempre en Colombia, entramos en la confrontación y en la ideologización de los temas importantes y en ese marasmo de intereses, se pierde el interés real al cual debemos concurrir todos los ciudadanos en el país, que debe siempre propender por mejorar el sistema de salud, para que sea más humano y eficiente.
El ejemplo de un gran amigo que tiene su hijo viviendo en los Estados Unidos y que aprovecha sus vacaciones cuando viene a Colombia, para hacerle los tratamientos odontológicos y de salud, por los costos tan elevados en el país del norte, más cuando se marcha en la maleta le empaca los analgésicos u otros medicamentos, son la muestra fehaciente de que nuestro sistema de salud de alguna manera o de muchas maneras goza de buena salud.
No apoyaremos ninguna reforma que aumente la burocracia estatal, termina siendo irónico que mientras buscan desaparecer las EPS, se crean nuevas entidades públicas y se establecen siete consejos y comisiones territoriales y nacionales, no será que con esto se aumenta la burocracia y no se soluciona de manera real los inconvenientes que presentan a hoy las EPS. Esta reforma, parece la entrega angustiosa de un gobierno que tiene Presidente con buenas intenciones, pero no gabinete, que repite elementos de un sistema paquidérmico y trae mal copiados esquemas de países como EE UU o Argentina, entre otros muchos defectos.
Un tema tan importante y que requiere importantes ajustes, no puede ser manejado tan a la ligera, menos impuesto y tampoco darle el manejo activista, que hasta ahora se le ha dado. Las grandes reformas y transformaciones deben darse para unir al país en sus grandes mayorías y no para dividirlo. La salud debe ajustarse y transformarse para la salud de los colombianos, no para satisfacer intereses particulares o electorales.