Colombia mi amada Colombia, se ha debatido entre violencia y abandono del Estado a lo largo de su historia, nuestro extenso territorio adolece de la presencia y permanencia de políticas públicas, que resuelvan los gravísimos problemas acumulados y los que aparecen a razón de los nuevos fenómenos sociales, de economías ilegales y de violencia.
En medio de esas circunstancias de manera muy importante y destacada aparece el café que, en Colombia, tiene alrededor de 300 años de historia desde que los Jesuitas lo trajeron en el siglo XVIII, cuenta la leyenda que los sacerdotes imponían de penitencia sembrar café, de esa manera empezó a expandirse. En la actualidad el cultivo de café ha permitido mejorar las condiciones socioeconómicas de las más de 62.000 familias en el Tolima, tal es el impacto, que, en municipios como Planadas, Ataco, Ibagué, Líbano, Chaparral, Rovira y Rioblanco, primeros productores de café en el departamento, ha crecido considerablemente el número de hectáreas sembradas, con lo que se evidencia un empalme generacional que permite el regreso de los jóvenes al campo. Caficultores de 5ta y 6ta generación son el claro ejemplo de este proceso que debemos considerar como Café y resiliencia en el Tolima.
La riqueza más importante de toda esta cadena productiva está representada en la gente, más que la tierra, las variedades o el entorno productivo, lo que realmente permite generar un crecimiento socioeconómico y un cambio es el espíritu de las comunidades cafeteras en el Tolima.
El café ha sido el refugio, la supervivencia, la riqueza y el sosiego en nuestro país, hace más de 300 años ha prevalecido en medio de la siembra de la marihuana, la coca, la violencia política y guerrillera, de todos y tantos fenómenos, que hemos enfrentado. Esta semana después de cientos de visitas durante muchos años que he hecho a Planadas, regresé y reconfirmé la importancia y trascendencia del café en nuestra historia y en nuestras vidas. Es Planadas el perfecto ejemplo de resiliencia en medio de violencia y abandono del Estado, pero también de trabajo, disciplina, asociatividad, productividad y mejoramiento de la calidad del café como el producto que nos identifica, nos representa y mejora nuestra calidad de vida. Somos café, el café es Tolima.