Poco a poco se va acercando el día de las elecciones y no puedo estar más agradecido con Dios y la Virgen del Carmen por tantas y tantas bendiciones. El acompañamiento de la gente, las diversas manifestaciones de cariño en cada visita y en cada encuentro, es algo que no tiene precio, y que me animan a levantarme cada madrugada con más ganas y con más entusiasmo a afrontar la jornada, muchas veces con pocas horas de sueño, con cansancio, pero con todo el compromiso y toda la fe puesta en esta causa y en el renacer de nuestra Ibagué del alma.
Hoy quiero aprovechar este espacio, para agradecer las recientes adhesiones que hemos tenido como equipo y que nos han dado su respaldo en esta recta final de campaña, como es el caso del Partido Colombia Renaciente en cabeza del ex congresista Jhon Arley Murillo y de las más de 30 congregaciones cristianas quienes han confiado en nosotros, para regir los destinos de la ciudad, desde una mirada inclusiva, participativa, y respetuosa y temerosa de Dios. Tenemos claro que como estado Laico debemos también ser respetuosos de las creencias e ideologías de los ciudadanos, y no mezclarlas con las decisiones gubernamentales y constitucionales, pero como creyente e hijo de Dios, considero fundamental, las bases espirituales y el acompañamiento de los pastores y líderes religiosos que nos ayudan a mantener la fe en un mundo convulsionado como el que actualmente habitamos.
Gracias a cada lider comunal, a cada señor y cada señora que nos reciben con un tinto en sus casas. A los jóvenes que se han conectado con nuestras propuestas, y confían plenamente en nosotros. A cada uno de los ibaguereños que han puesto pendones y afiches nuestros en sus ventanas. No me voy a cansar de darles las gracias. Sin temor a equivocarme, pero con mucha humildad creo que hace mucho tiempo no se sentia ese civismo y esa ilusión ciudadana por un candidato en Ibagué, y eso se debe a que el ciudadano de a pie se ve representado por nosotros. Los vendedores, los conductores, los comerciantes, los estudiantes universitarios, las madres cabezas de familia, en fin. Me siento más que comprometido y complacido de poder recoger sus esperanzas.
No me queda más que seguirles agradeciendo e invitarlos a seguir creyendo en nosotros. No los voy a defraudar.