Opinión

Democracia, planes de desarrollo e hipocresía


Nuestro modelo democrático ha prevalecido en el tiempo, es sólido, de un gran ejemplo, sin embargo, afectado esta, por las profundas y múltiples reformas de nuestra constitución, las reelecciones presidenciales y hasta los decretos reglamentarios de las leyes que permanentemente se tramitan.

El sistema electoral establecido dentro de nuestro modelo democrático, comporta la presentación del programa de gobierno, que configura el voto programático, convirtiéndose en el mandato popular, que luego se refleja consignado en el Plan de Desarrollo y en los planes de acción, esta línea de tiempo refleja no solo la voluntad popular, sino el compromiso de un candidato convertido en gobernante y por supuesto comprometido con sus electores que confiaron en Él o ella y lo eligieron con su propuesta. La base fundamental de la decisión electoral es la confianza, CREER que significa: tener por cierto, aceptar como verdad, por eso traicionar esa voluntad popular, ese respaldo es absolutamente aberrante.

Sorprende ver algunos candidatos que ni siquiera conocieron el programa de gobierno que presentaron, muchos lo fusilaron de otros programas de gobierno, otros pagaron a “expertos” para hacerlo, en fin, ahora pululan los otros “expertos” que hacen planes de desarrollo y con maletín en mano ofrecen sus servicios a gobernantes por todo el país.

En la mayoría de los Planes de Desarrollo, no se ven reflejadas las propuestas del programa de gobierno, menos la participación de la gente, nacen muertos por que no hay alma, ni espíritu popular, son ilegítimos desde su propia concepción y que no decir de aquellos en los cuales, los ciudadanos ponen sus sueños y esperanzas y no se cumplen a razón de la esquizofrenia, que producen las ideologías, los resentimientos y los odios, convirtiéndose casi en una falsedad ideológica y hasta en un fraude.

La renuncia y posterior columna del ex director de Planeación Jorge Iván González, donde manifiesta que por un lado va el discurso del Presidente y por el otro los hechos y las ejecuciones, nos dejan muy preocupados, sobre todo en esa línea temporal que sacrifica democracia y planeación abriéndole paso a la hipocresía política.