Por: Giovanni Molina
En estos días cuando las fiestas navideñas comienzan a sentirse, los recuerdos, los momentos de alegría, felicidad y tristeza nos hacen un llamado a las añoranzas; hoy pensando detenidamente en aquellos recuerdos que generan tantos sentimientos, me llegan unos muy tristes, los de los años (2000-2008) donde la violencia, la desesperanza, el irrespeto a la autoridad y el terror producto de homicidios, secuestros, víctimas por minas antipersona, desplazamientos, reclutamiento forzado, ataques a nuestra fuerza pública y a la infraestructura de la nación eran la constante en todos los territorios tolimenses, donde las cifras de secuestro en esos años alcanzaron las 785 víctimas; tasas de homicidio entre el 56,9 y 33,2 por cada 100.000 habitantes; 323 víctimas de minas antipersonas; 76.136 víctimas de desplazamiento forzado y el reclutamiento de menores donde alcanzamos a tener el deshonroso quinto lugar a nivel nacional con esta práctica, cifras que colocaron al departamento en uno de los más violentos y peligrosos del país gracias a las acciones criminales de las estructuras armadas de las FARC, ELN, paramilitares, crimen organizado y delincuencia común, realmente un coctel de factores generadores de violencia que dinamizaron la inseguridad en todos los sectores, traigo estas cifras para que no olvidemos lo que sufrimos y lo que costó.
Ahora bien, como he titulado mi columna el día de hoy “seguridad añorada” quiero con vehemencia contarles ¿qué añoro? : añoro lo hecho a partir del año 2008 y lo alcanzando hasta el año 2022, añoro la coherencia entre la autoridad, la justicia, la voluntad política y la bravura de nuestra fuerza pública; añoro la coherencia entre lo que se pensaba, se decía y se hacía desde la voluntad política, la justicia y la entereza de los gobernantes, que en forma cohesionada derrotarían a las FARC, el ELN, las estructuras criminales y el narcotráfico en nuestro departamento; añoro la actitud de nuestros conciudadanos para denunciar el delito y el crimen; añoro la fuerza con la que gobernadores y lideres políticos como el doctor Óscar Barreto enfrentó la inseguridad en cada una de sus expresiones; añoro que en la actualidad mandatarios locales, la fuerza pública y todas las autoridades sigan el ideal de seguridad como el que nuestra gobernadora está desarrollando para no dejar que los violentos como el mal llamado Comando Central, las disidencias de las FARC, el ELN, las estructuras criminales del Clan del golfo o cualquier actor violento quiera retomar espacios de paz y reconciliación y frenar nuestro crecimiento, de bloquear nuestros esfuerzos por ser un departamento de oportunidades, de participación, inclusión y de construcción de futuro.
Esos logros que alcanzamos superando el dolor, la sangre derramada, el desasosiego, el atraso económico y la pérdida de confianza no podemos permitir que nos los arrebaten nuevamente los violentos con auspicio de un Gobierno Nacional que no construye para las personas de bien, por el contrario construye para la criminalidad, está demostrado como la política de “paz total” ha oxigenado a los grupos terroristas y la criminalidad en todas sus expresiones permitiéndoles que germinen donde ya estaban erradicados, que tomen fuerza donde eran controlados y que surjan nuevos por la invitación “el crimen paga” como se ha evidenciado en estos dos últimos años en todo el departamento del Tolima en municipios como el Líbano, Murillo, Anzoátegui, Chaparral, Rioblanco, Ataco, Rovira, Roncesvalles, Ibagué, en donde en el año 2022 estaba erradicado el desplazamiento forzado y entre el 2023 y 2024 ya van 613 victimas; reclutamiento de menores 21 víctimas, asimismo, los ataques a la fuerza pública con 6 en los últimos 2 años; el incremento de la extorsión en todos los niveles dejó de ser exclusiva a los más pudientes ahora es para todos (vendedores ambulantes, contratistas, empleados, amas de casa etc.) nadie escapa de este flagelo, las cifras no son consolidables con exactitud ya que este delito es el que menos se denuncia por su complejidad en el actuar delictivo, sin embargo es de los factores que con el hurto generan mayor percepción de inseguridad y a su vez mayor intranquilidad; las cifras parecen pequeñas, pero crecen con rapidez y peligrosidad. ¿Vamos a permitir que sigan creciendo? Estos ataques a la seguridad en los territorios nos imponen un reto mucho mayor, plantear nuevas dinámicas y nuevas capacidades, debemos acudir no solamente a la voluntad, la cohesión y las políticas públicas, debemos apelar a las capacidades tecnológicas que nos ofrece la cuarta revolución industrial, explotarlas de tal manera que seamos prospectivos y predictivos frente al delito, debemos alcanzar la ventaja jurídica, estratégica y operativa para vencerlos.
Finalmente, quiero invitarlos a que nos coloquemos firmes frente a este desafío, que no dejemos sola a nuestra fuerza pública, a la justicia y a las autoridades, acompañemos a nuestra gobernadora Adriana Magali Matiz en hacer realidad estas añoranzas, tener presente siempre que los buenos que somos más, nos impongamos sobre los violentos, que las políticas que desarrollemos se hagan realidad, que la seguridad no sea un discurso sea una vivencia de manera integral, fortaleciendo todo lo que añoramos, la educación, la justicia social, el desarrollo rural y económico , la presencia del Estado y la paz sin impunidad en los territorios de manera activa y efectiva; no permitamos que la indolencia se mantenga, no olvidemos que la añoranza es el vivo recuerdo que aquellas cosas se pudieron realizar y que siempre se podrán hacer mejor.