Hemos normalizado el empleo precario y aunque sabemos que la meta es la reactivación económica también lo es la capacidad de exigir condiciones dignas para la clase trabajadora de nuestro país y hacer empresa con responsabilidad.
Por: Juan Gómez
Hace 3 años se puso de moda el negocio de las aplicaciones de domicilio, este tenía por objetivo emplear a personas a muy bajo costo y de esta manera mejorar la capacidad de producción y por ende ganancias de los empresarios.
Al comienzo generó cierta molestia pues los trabajadores sentían que no se les estaba reconociendo lo justo, algunos inclusive se molestaron al punto de sumarse a una campaña de desprestigio de esas que se comparten masivamente en redes sociales, las personas a diario tenían que ver con esta manera tan explotadora de concebir el trabajo.
El tiempo como en cualquier noticia que molesta se encargó no de parar la actividad que explotaba a los trabajadores, sino es convertirlo en paisaje, pues algunos de los empleados también surgieron en defensa de los intereses de estas empresas y decían de manera acalorada que “al menos ellos ofrecían trabajo”.
El tiempo ha venido pasando y el gobierno ha intervenido en algunas cuestiones, pero siempre que se han querido generar ejemplares sanciones de las autoridades competentes, estos a su vez, se las arreglan con los trabajadores que se quejan y terminan por parar las quejas conciliando o asumiendo algún tipo de indemnización.
Lo que antes fue una campaña de desprestigio por las políticas laborales de la compañía, hoy es un movimiento en favor de los empresarios para que se les permita continuar con su operación comercial, se han hecho manifestaciones y hasta oficios dirigidos a los gobernantes para reconsiderar las sanciones.
Nota: “es tiempo de vivir para crecer” hemos normalizado el empleo precario y aunque sabemos que la meta es la reactivación económica también lo es la capacidad de exigir condiciones dignas para la clase trabajadora de nuestro país y hacer empresa con responsabilidad.