Opinión

Vivir para Crecer

La reactivación económica no puede ser solo poesía y nostalgia del volver al pasado sino por el contrario una oportunidad para impulsar el emprendimiento.
Por: Tw - @UrreaJuan

 

La economía, como la agricultura, ha enseñado a lo largo de la historia que no se puede anhelar frutos sin que exista previamente una siembra y un desarrollo fuerte como mecanismo de producción, en esa línea, el país hoy requiere una visión efectiva y pragmática frente a la economía, donde la meta principal de las políticas publicas sea la generación de riqueza como mecanismo de producción de empleos, inversión social y superación de la pobreza.

Es común por estos días escuchar cantos de sirena prometiéndole a país empleos, inversiones y un sinfín de propuestas irrealizables si a su vez se busca desincentivar la generación de riqueza y se promueve la malquerencia hacia el empresariado. No hay que malinterpretar, esta no es una defensa escueta hacia los grandes capitales sino por el contrario una defensa de los pequeños y medianos empresarios y al emprendimiento que son en gran medida motor de desarrollo para la nación y el departamento del Tolima.

La reactivación económica no puede ser solo poesía y nostalgia del volver al pasado sino por el contrario una oportunidad para impulsar el emprendimiento desde las regiones eliminando cargas, obstáculos y gestando espacios efectivos desde la administración publica para el desarrollo empresarial, proponer un asistencialismo desmedido es insostenible y demagógico a la luz de las cifras; el país requiere un gran esfuerzo para volver viable, desde el punto de vista económico, el emprendimiento incentivar fiscalmente.

La Seguridad para crecer es una hoja de ruta que busca el aumento de la productividad desde las regiones lejos de los programas momentáneos y pasajeros que si bien, benefician la generación de empleos y actividad económica en la región, una vez al termino se esfuma lo logrado por la finalización de los estímulos. Por ello, Colombia requiere una política publica que priorice el incentivo al emprendimiento y empresariado como mecanismo efectivo para la generación de condiciones de generación de riquezas con la garantía de mejorar las condiciones de bienestar de la comunidad.

Sin embargo, además del emprendimiento, Colombia y sus regiones deben construir la confianza necesaria para que la inversión llegue, y esta solo llega con un marco jurídico claro y confiable, que permita la construcción solida donde el cumplimiento de la ley impida que las condiciones y reglas de juego propuestas al inversionista o empresario se modifiquen al querer de unos u otros.

Solo con una propuesta sólida enfocada a la generación de riqueza para la generación de empleos y oportunidades, la nación puede encaminarse a la superación de la pobreza y los problemas álgidos que presenta la sociedad frente al bienestar y la vida digna, otro camino, el de las ilusiones y demagogia, que promete cosechas sin sembrar gestará un retroceso en el difícil camino que ha tenido Colombia ante la recuperación económica emprendida a partir de la pandemia actual.